martes, 9 de diciembre de 2008

Dos cocciones.

No es ninguna novedad, ni nada que no se haga habitualmente; pero ayer hice, creo que por primera vez, dos cocciones consecutivas.
En varias oportunidades he hecho dos cervezas de un bach, por la técnica de división del mosto; pero esta vez fueron dos moliendas, dos maceraciones, dos cocciones.
En una cervecería es la norma, pero claro, se trabaja por turnos. Hacer dos cocciones consecutivas me llevó unas 12 hs. desde la molienda a la limpieza; y un día de 36º ambiente termina agotando cuando uno cocina casi solo. Es claro que permite optimizar el rendimiento de la sala de cocción, porque disminuye bastante las tareas de acondicionamiento del equipo y duplica la capacidad diaria.
Ha resultado altamente instructivo e interesante; porque al hacer la misma cerveza dos veces en corto tiempo permite comparaciones y reflexiones instantáneas. Y deja más interrogantes a resolver.
El primero, como varía en el tiempo la malta estacionada. La primera cocción fue con malta que estuvo en mi depósito algunos meses, y la segunda con malta recién recibida. Bien, con igual separación de rodillos, la primera tuvo una molienda deseable y la segunda demasiado fina.
Si bien aún no me llegó la hoja de datos del maltero, es poco probable que haya variado demasiado la friabilidad. Por otra parte, el resultado de la segunda molienda de ayer fue igual de fino que las primeras moliendas con la partida anterior, cuando era recién llegada.
Gustavo, mi hijo, me sugirió que la permanencia en el local de la cervecería había humedecido algo la cáscara, lo suficiente para volverla menos quebradiza. Puede ser; en cuanto llegue la hoja de datos y compare, el siguiente paso será probar a moler con malta humedecida.
Es un interesante camino de investigación, y voy a aprovechar esos restos de bolsas que siempre quedan.
Otro punto en donde pude corroborar que la teoría se ajusta a la práctica (a veces :-)) es en la profundidad de la cama de granos y su capacidad de filtrar. Claramente, y a similar grist, la diferencia en la velocidad de filtrado es enorme.
Y mejoró el rendimiento, además; pero eso es cosa de la molienda mas fina.
Esto me hace pensar en reconsiderar las relaciones entre las partes del equipo, y repensar los volúmenes por cocción.
Al fin, todo bien. Una APA con 12ºBrix en el mosto inicial, inoculada con levadura nueva (tocaba rotación) y con burbujeo de O2, como me sugirió el Maestro Guzmán. No me gusta el O2 puro por su toxicidad, pero es mas seguro microbiológicamente que el equipo para inyectar aire, sin dudas.